viernes, 18 de enero de 2013

Banderas de Guerra

Las últimas agresiones sufridas por compañeros que prestan servicio en los que el riesgo es evidente deberían hacernos reflexionar sobre las razones y los motivos que nos han traido hasta aquí, pero sobre todo deberían abrirnos los ojos de quienes son los verdaderos culpables de que nos encintramos en esta situación.

Antes del 91, los Vigilantes Jurados trabajamos de corazón, dedicando horas que le robábamos a nuestra vida social, a nuestras familias, a nuestros amigos... El trabajo, los compañeros, la camaradería, suplían con creces las carencias afectivas que nos veíamos obligados a tener para llevar un jornal digno al hogar.

No se planteaba si las horas se pagaban bien o no, porque no había empresas que se aprovecharan de la necesidad. La Seguridad se escribía y se entendía con mayúsculas. El mínimo de estatura para optar a un puesto de Vigilante Jurado era de 1,74 y nada hacía pensar en la traición que poco después iban a cometer algunos de los sindicatos que ahora ladran en defensa de nuestros "derechos". Los mismos derechos que entonces vendieron al mejor postor a cambio de un puñado de monedas, al más puro estilo de Judas. Abrazo y beso en la frente, puñalada traicionera a la espalda.

Ya en 1991 los "camaradas" de CCOO se preguntaban si realmente era necesario que los Vigilantes Juurados portáramos siempre el arma. Resulta extraño que la duda venga precisamente de quien debería haberse partido el lomo por defender ese derecho adquirido al superar las pruebas de oposición para obtener el título que nos habilitaba como Vigilantes Jurados.

La duda estaba sembrada y con ella la semilla de la discordia. Los sindicatos empezaron a mover fichas para acercarse al poder empresarial, a los ministerios correspondientes para poder alargar la mano y recoger su limosna. Cambiaron muchas cosas entre 1991 y 1992. Nos suprimieron el carácer de juramentados, por que un Hombre no falta a su Palabra, y era requisito indispensable dotar a las empresas de personal dócil, obediente y manejable. En un país donde gracias a la alimentación y la salud, la estatura de los hombres y mujeres crecía paulatimanente, nuestros pensadores decidieron acortar la estatura de admisión para optar al nuevo puesto de Vigilante de Seguridad, recaderos con placa, a los que separaban en grupos de buenos y malos. Con arma y sin arma, para acabar decían, con la intrusión existente en el sector.

Rápidamente la mafia empresarial se adaptó a los vientos del cambio. Proseguro, Securitas, Seguriber, Segur Ibérica, Casesa...todos los que habían zanquilleado presionando en concordia inaudita con los sindicatos para cambiar la Ley de Seguridad Privada y modificarla a su antojo crearon de la nada las empresas de servicios. Se acabó la intrusión. Ahora la intrusión son ellos, con lo que el pastel tenía propietario.


Acabaron con la figura del Guarda de Seguridad, pero se inventaron los Auxiliares, los Conserjes y los Ordenanzas. Los mismos perros con distinto collar y un sólo propietario.

Con la separación de los profesionales en armados y no armados, con distintos salarios, obviamente, la polémica y la desunión estaban servidas. Empezaron a florecer los pelotas, los de rodilla fácil,  los come horas y otra figura nueva...los diplomados. Gente que se preparan para optar a la placa de Vigilante de Seguridad pero que nunca se presentan al examen. "Compañeros" que hacen flaco labor a la profesión aceptando las normas de quienes nos engañan. Pero aún quedaba más. A algún iluminado se le ocurrió que si las armas no eran necesarias, tampoco era tan importante que para optar al puesto hubiera que ser español. Total, ya habían bajado la talla mínima y eso daba muchas posibilidades de manipulación, gente que estaba acostumbrada a obedecer en sus paises de origen, a ganar poco y sobrevivir...Bienvenidos a la era actual. Todo vale para abaratar costes.

Y llegamos a donde estamos, todos callados. protestando en los bares, en los foros y en discusiones de colegas, pero votando a la misma basura año tras año. Sin encontrar el coraje o, por que no decirlo, los cojones, para dar un golpe en la mesa y gritar bien alto: POR MI YA NO DECIDE NADIE.

Esa es la razón de ser de esta Plataforma de Vigilantes. En dos o tres semanas empezaremos a editar un periódico digital para que sepamos de nuestros trabajos, de nuestras vidas y de los movimientos de las ratas que manejan nuestros destinos. Incorporaremos sección de anuncios por palabras gratuitos para todos los asociados. Hemos establecidos adhesiones con la Asociación Benemérita Hombres de Honor, de Amigos de la Guardia Civil, para organizar eventos conjuntos, charlas, cursos de perfeccionamiento de las técnicas que usamos a diario para intervenciones, en grandes eventos, en salas de ocio, en Metro o en Renfe. Venderemos material táctico a precios competitivos, sólo para los asociados, los demás comprarán a los mismos precios que pueden encontrar en las tiendas de la calle.

Estamos estableciendo convenios con cadenas hoteleras, tiendas de ropa, bares, restaurantes, cafeterias y tiendas de coches. Nuestros asociados tendrán descuentos en muchos sitios, por toda España. Y lo que es más importante, además de recibir a diario el periódico digital, recibirán mensualmente una revista física de gran calidad.

Ellos se han unido para jodernos. Ahora os hago un ruego. Uniros a nosotros para defendernos.

Nota de la Redacción. Todos los interesados en ser socios de la Plataforma de Vigilantes de Seguridad (PLAVISE) podeis poneros en contacto con nosotros con mensaje privado a través de nuestros perfiles activos en Facebook   http://www.facebook.com/plavise?ref=hl o bien a través de 
http://www.facebook.com/plataformadevigilantes

Juntos podemos.

Plataforma de Vigilantes de Seguridad (PLAVISE)


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