viernes, 9 de diciembre de 2011

Justicia...Ciega o estúpida...

Hace aproximadamente cuatro años. Estación Sol de Metro de Madrid. Sobre las dos menos cuarto, el último tren ha salido de la cabecera de cada línea quince minutos antes. En quince minutos mas la estación debe quedar vacía. Los Vigilantes se encargarán de revisar las instalaciones, asegurarse de que no quedan personas en el interior y cerrar los accesos antes de acabar su servicio. Normalmente no saldrán antes de las dos y media. La empresa les pagará hasta las dos, ni un minuto mas. Historia que se repite en cada estación, de cada línea, sea cual sea la empresa que la gestione.

Un día cualquiera. Tres jóvenes a los que, nosotros sí, vamos a tener la delicadeza de mantener en el enonimato aunque sólo se merezcan nuestros desprecio. Modernos, progres, de esa generación absurda que se conoce por NI-NI. Jóvenes que presumen orgullosos de sus calzoncillos por encima del pantalón, de sus formas y ademanes despectivos, de la ausencia de respeto ante cualquier forma de autoridad, sea esta ejercida por maestros, agentes del oden o padres que, por desgracia, se sienten a menudo orgullosos de lo rebelde que les ha salido el hijo, como ellos en aquel famoso Mayo del 63, del que hablan y presumen en primera persona pero que ni siquiera han visto en los documentales de la tele. Padres que inculcan a sus hijos los valores de la falta de esfuerzo para conseguir los objetivos, si es que llegan a tener alguno. Padres que aplauden la falta de educación a los profesores y que, llegado el caso, acuden prestos a institutos y colegios a apalear a los que intentan enderezar ese renglón torcido en que la ausencia de valores ha convertido a sus hijos. Padres que discuten las decisiones de las distintas policías cuando les llegan sanciones por que su niño rebelde ha sido sorprendido borracho como una cuba y con un porro del tamaño de la trompeta de Louis Amstrong en cualquier parque acusando a los agentes actuantes de fascistas, lacayos de un sistema que parece no querer morir por no dejar que los jóvenes se extresen con la libertad que les da la falta de mentalidad por su corta edad.

Tres jóvenes que deciden seguir su decálogo y pasarse por el puente de sus caprichos la obligación de adquirir un título de transporte para viajar en el Metro. ´Dos jóvences que saltan por encima de los tornos mientras su amiga, que en ese momento se comporta como una persona, decide validar su abono mensual y hacer las cosas correctamente.

Una voz que se oye al otro extremo del pasillo..."eh, chavales, daros la vuelta y pagar el viaje, pero deprisa por que cerramos". Dos envalentonados NI-Ni que haciendo caso omiso corren al interior de la estación huyendo de los Vigilantes que los persiguen hasta perderlos de vista.

Comienzan entonces las labores de cierre de la estación, y dos de los Vigilantes acompañan a la amiga de estos dos graciosos sin principios ni educación, explicándole que el tráfico suburbano ya se ha cerrado y que debe abandonar la estación. Mientras, ella, indignada en apariencia por la actitud de los amigos, se enfada por que su tontería los ha hecho perder la última oportunidad de marcharse a casa en Metro. Se escuchan voces otra vez. Esta vez los compañeros si han atrapado a los chavales que corren sin rumbo por los pasillos de la estación. Cuando llegan a la altura de los dos chicos a los que acompañan tres vigilantes mas, estos se marchan oponiendo resistencia, con actitud desafiante, chulesca, provocadora...la acitud que han visto en su círculo y que nunca les han censurado en casa. Los Vigilantes que finalmente optan por agarrarlos del brazo y sacarlos de la estación.

Continúan las labores de  cierre cuando se percatan de que la cancela de la calle Mayor no se ha cerrado correctamente por lo que se disponen a cerrarla. Observan los prioritarios luminosos de un coche patrulla del Cuerpo Nacional de Policía aparcado en la entrada, por lo que suben al exterior para ofrecerse por si necesitan ayuda, como lo han hecho siempre y como les nace del corazón. La sorpresa es mayúscula cuando el más alto de los expulsados, de aspecto amanerado, casi femenino, con excasa educación los acusa de haberle golpeado con dureza... Increible, pero cierto. La amiga que no quiere ser parte de esa pantomima y que abandona el lugar. Cinco Vigilantes, vilipendiados por las acusaciones falsas de un retrasado mental con ansía de protagonismo, que son obligados a identificarse como si fueran delincuentes. Los funcionarios policiales que les recomiendan que acudan a la comisaría más cercana y denuncien a los chavales. Pero que van a denunciar... Que los han hecho correr... El personal de Metro hace rato que abandono las instalaciones, por lo que ni siquiera se puede proceder a sancionar la infracción de los dos que se colaron. La policía que ofrece a los dos la posibilidad de ser asistidos por personal sanitario. El amanerado que dice que no, que el prefiere hablar con su madre para ver lo que hace. El más pequeño, que resulta ser menor de edad, es acompañado hasta su hotel por los funcionarios policiales.

La mañana siguiente vemos sorprendidos como todos los diarios de difusión gratuita, ADN, Metro, 20 Minutos...todos, se hacen eco en primera página de la salvaje paliza que un grupo de Vigilantes del Metro le han propinado a este Pinocho de película, que los acusa de haberlo secuestrado de la calle, haberlo bajado a la estación y haber le propinado golpes por todo el cuerpo que le han roto un timpano. Ya no podra ser piloto, dicen los diarios, ni podrá escuchar música en su nuevo MP3, que mamá le ha regalado por sacar buenas notas... Dos días después se hacen eco de la noticia el diario El País, con su partcular y objetiva versión de la historia, el Mundo y... La Voz de Galicia. Todos ellos adornan la noticia con fotografías de este memo posando en plan Darek delante de una de las entradas del Metro, tomadas al día siguiente de la que se supone fue salvaje agresion que le rompio el tímpano. Ni una marca, ni un rasguño...

Cuatro años después uno de los Vigilantes reside fuera de España. Se le declara en rebeldía y se da orden de busca y captura. Otro de ellos es imputado. De los otros tres ni siquiera se acepta su testimonio como testigos de la defensa a pesar de que las declaraciones de todos ellos en sede policial y judicial constan en el sumario. Si se acepta sin embargo el testimonio de la amiga, que ni fue identificada por los funcionarios policiales, ni se encontraba delante en el momento de las presuntas lesiones.

Empieza la farsa. Un joven mas crecido, pero con idéntica manera femenina, con las manos en los bolsillos y tuteando a Jueza, fiscal y abogado, cuenta como se coló en el metro, como salió corriendo al verse recriminado y como tras una carrera, un Vigilante enfadado por que "tenía un esguince y lo habían hecho correr" le propino patadas y golpes por todo el cuerpo. No reconoce al único presente como imputado, diciendo que "ese no es"

Entra a testificar la amiga. Cuenta como sus amigos se colaron, y en ese momento un grupo de cinco Vigilantes se les tiraron encima y los golpearon sin mediar palabra ni provocación, por supuesto. Y comenta curiosamente que el más agresivo era uno muy alto, con tatuajes de colores en uno de los brazos que estaba enfadado por que se había torcido un tobillo durante la carrera. Sin ningna duda dice que el que está imputado no es. Era más alto y tenia tatuajes.

Desde Barcelona testifica el tercero, menor de edad en el momento de los hechos. Tras tratar a los presentes con la falta de respeto con que se trata a los colegas en el botellón, dice que se colaron, que salieron a la calle, que los persiguieron por la calle, que habia uno muy violento que tenía la pierna rota que era el que había empujado y zarandeado a su amigo. Comenta que como lo han sacudido violentamente a el, agitándole los brazos y la pechera, perdió momentaneamente el equilibrio y perdió de vista a su amigo y que fue en ese momento cuando vio que el Vigilante de los tatuajes, que tenía la pierna rota y estaba muy enfadado le pego a su amigo y le rompió el tímpano.

Juro que no exagero. He sido testigo en primera persona de lo acontecido en el Juicio y aún no salgo de mi asombro. Ninguno lo reconoce, todos dicen que es mas alto, que tiene tatuajes en los brazos, lo que resulta curioso por que los tatuajes del imputado son posteriores, con el nombre de sus dos hijos, en un solo color y en ambos brazos. Pues con todo ese aluvión de pruebas negativas, con el testimonio del presunto perjudicado diciendo que le dieron unos antiinflmatorios y lo mandaron a casa, que siempre ha escuchado música en su MP3 (causa probable según los expertos por la que pude romperse el timpano, por la exhibición prolongada a sonidos a gran volumen), que no ha tenido secuelas y que hace vida normal, que no pidio ayuda médica en el momento por que su madre le dijo que mejor iban al Hospital de su ciudad. Que interpone la denuncia una semana después de los hechos. Seguramente con la lección aprendida y asesorados por algún picapleitos a comisión. Con todo esto, el relato de las conclusiones definitivas del fiscal me hiela la sangre. "Como queda demostrado", "con las pruebas practicadas" "es verdad que el testigo en video conferencia no reconoce, pero todos sabemos que esos medios no son fiables...". Y me pregunto yo, y si no son fiables por que los permiten. Y que pasa con los testimonios de los dos testigo presentes personalmente que, si son fiables, y exculpan sin dudas al imputado. Pues dieciocho meses de cárcel solicita esta lumbrera de las leyes, una indemnidación de casi 5000 euros por las secuelas que el mismo interesado ha reconocido que no tiene y una multa de 2000 mas que ya ni escuché por que es. La cusación particular pide seis meses de cárcel, le pregunta a la fiscalía que indemnización debe pedir y tras el consejo de esta, baila las cifras y no acierta ni la pedrea. Esta es la Verdad. Esta es nuestra Justicia. Estos personajes de comic son los que deben velar por el correcto funcionamiento de las leyes. Ciega... Yo creo que esta Justica es tonta, pero por que así la hacen personajes que han aprobado las carreras a golpe de chuleta y pinganillo. De otro modo es incomprensible y daría risa, si no diera miedo.


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