Hoy ha comenzado en Sevilla una acampada de protesta. Esta nos es de "indignados". Esta acampada es una protesta que va mas allá del pataleo, es mucho más que una protesta de hombres indignados por el impago de sus salarios. Es un homenaje. Un homenaje a José, Pepito como lo conocían sus compañeros. Un hombre que perdió la vida la semana pasada, casado, padre de dos hijos, agobiado por las deudas de un sueldo mileurista que se lo fueron comiendo hasta arrancarle las ganas de vivir.
Probablemente nuestro grito silencioso se oiga en todos los rincones de esta Patria nuestra. Quizás. solo quizás, hasta se hagan eco de la protesta algunos políticos en el Congreso, que se indignaran como se indignan por el hambre en África mientras degustan suculentos manjares en sus mesas insolentes e insolidarios. Hambre que olvidan con el postre. Pero lo que no podrá hacer nadie es hacer Justicia. Por que quizás consigamos entre todos que los compañeros cobren sus salarios atrasados, tal vez consigamos que la cara oculta de Esabe le pague los mas de diez mil euros en nóminas atrasadas a la familia de Pepito. Pero lo que no conseguiremos jamás, es devolverle la vida a nuestro Compañero. No conseguiremos hacerle Justicia por lo mismo de siempre, por que estamos demasiado ocupados en mirarnos el ombligo y en mirar la paja en el ojo ajeno.
Queremos el dinero de los compañeros, queremos apoyo para la familia, pero sobre todo queremos Justicia para José. Que su muerte trágica no se quede sin sentido. Porque hoy es él, pero mañana podemos ser uno cualquiera de nosotros. Por eso debemos unirnos, por eso tenemos que ser uno solo, para que cada golpe en la mesa se oiga al otro lado de Europa, para que cada empujón que demos, derribe un obstáculo.
Somos lo que somos, lo que queremos ser. Seamos uno solo entonces. Juntos somos todo, separados, no somos nada. Podemos. Solo tenemos que querer.
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